Ya hemos hablado bastantes veces respecto a que debemos eliminar todo lo innecesario.
Pero vamos al lugar que estamos organizando, y la verdad no encontramos nada “innecesario”! Ok, talvez un papel de galleta, o un cuaderno del año pasado, o una media rota, pero nada significativo. Parece que todo es útil, y de nuevo movemos cosas para acá y para allá, y seguimos ahogadas en cosas.
Los cachivaches son muy astutos y tenaces, se esconden y a veces cuesta mucho verlos. Para ayudarte en tu búsqueda, hoy te traigo una lista de objetos que puedes eliminar casi sin pensarlo, y que en la gran mayoría de los casos entrarán en la categoría de objetos innecesarios.
1. Basura
La basura es muy obvia, y sin embargo a veces nos cuesta deshacernos de ella. Revistas viejas, botellas de loción con una gota de producto en el fondo, bolsas de papas tostadas que ya se pusieron rancias o están todas quebradas, lentes de sol tan rayados que no nos dejan ver, espátulas derretidas, botes de pintura con pintura ya seca…
Con respecto a la basura, muchas veces nos ponemos ambientalistas, y entramos en el dilema de que mejor guardamos esto o aquello para hacer alguna manualidad, o reutilizarlos de alguna forma. Eso está bien, siempre está muy bien ayudar al ambiente, reducir lo que desechamos, reutilizar todo lo que se pueda, pero tenemos que tener un límite. Debe haber un límite en cuanto a la cantidad de objetos que vamos a guardar, el nivel de habilidad y/o tiempo que tenemos que tener para llevar a cabo el plan de reutilización, y el período de tiempo máximo que nos vamos a permitir guardar los materiales para hacer la manualidad. No guardes las cosas porque “se podría hacer ALGO con ellas”. Claro! Con las cosas más impensables se pueden hacer cosas inimaginables! Pero, tienes algo específico en mente? Ese algo, es útil para ti o tu familia? Tienes el tiempo para hacerlo? Requieres materiales o herramientas extra, y tienes el dinero para comprarlos? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es “no”, mejor lleva los materiales al centro de reciclaje más cercano.
2. Cosas que no has usado en un año… o más!
Puede ser una prenda de ropa, un electrodoméstico, o materiales para hacer manualidades. Cuando no has usado algo en mucho tiempo, es muy probable que no lo vayas a usar nunca más. Obviamente hay sus excepciones, como por ejemplo vestidos de fiesta que se usan sólo en ocasiones especiales. Pero si sabes que, llegada la próxima ocasión especial lo primero que harás será comprarte un vestido nuevo, en lugar de usar los que ya tienes, lo mejor será donarlos.
3. Duplicados
Hay ciertas cosas de las que sí es bueno tener múltiples, por ejemplo las tijeras. Pero si tu razón para guardar el duplicado es “porque está bueno y talvez sirva en algún momento”, es mejor sacarlo de una vez. Por ejemplo, tengo un pelador de papas que es mi favorito, y sé que si se me llegara a estropear, iría a comprar otro igual al que tengo, así que decidí desechar el otro pelador de vegetales que tenía, que no me gustaba porque eliminaba mucho del “vegetal” al quitar la cáscara. Estaba bueno, servía bien, pero yo nunca lo usaba, así que se fue.
4. Cosas para las que sencillamente no tienes el espacio
Nuestros hogares tienen un espacio limitado, y si comenzamos a meterle y meterle cosas, llega el momento en que no podemos ni movernos. En estos mismos términos debemos pensar respecto al espacio en nuestros armarios, cajones, alacenas y otros muebles. Una de las cosas que dan mucho problema, principalmente en países con estaciones climáticas muy marcadas, es la ropa de inverno, frazadas, cobijas y demás, por el gran espacio que ocupan. Además, generalmente son piezas caras, por lo cual simplemente “deshacerse” de ellas no es ni siquiera una opción. Pero entonces debemos ponerles un límite. Si por ejemplo, quieres comprarte una nueva chaqueta, vas a tener que sacar una de las viejitas, o si tienes espacio de clóset limitado, vas a tener que conservar sólo 2 ó 3 juegos de cama, porque ese es el espacio que tienes nada más, en lugar de comprar un otomán o un baúl, o un mueble más grande para guardar tu nuevo juego de cama.
5. Ropa de otras tallas
Entre la ropa que nunca usamos, está la ropa que nos gusta y que está en buenas condiciones, pero que nos queda o muy grande o muy pequeña. Si eres de las que guarda ropa “para cuando esté más flaca”, créeme. Cuando ese momento llegue, querrás ir a comprarte ropa nueva, no querrás usar ropa de hace 5 ó 10 años. Y si guardas ropa “por si subo de peso”, eso lo único que te está repitiendo día con día cada vez que abres tu armario, es que no confías en tu capacidad para mantener tu peso actual. Talvez acabas de llegar a tu peso meta, y te sigues poniendo en duda, y con ese tipo de afirmaciones volverás a tu peso anterior en menos de lo que piensas. No hay razón para guardar ropa que no usamos, talvez la ropa de maternidad, en caso de que planees tener bebés algo seguidos, pero si no es así, es mejor donar todo eso que sólo está ocupando espacio en nuestro ropero.
6. Ropa o zapatos que no te quedan bien
Recuerdo una blusa que me había comprado hace tiempo. La compré en una emergencia, era viernes, y ese mismo día en la noche salíamos de paseo. Estaba volviendo con mi esposo, y quería tener ropa nueva para que me viera bonita. La blusa era favorecedora, de un color fuscia muy vivo, y se me veía bien, pero tenía un elástico en la cintura, y se me subía a cada momento. Y no me gusta que se me vea el estómago. La bendita blusa me incomodaba, no me dejaba estar tranquila, iba caminando y tenía que andar en ese jale-jale hacia abajo. Luego de ese paseo, la blusita quedó en mi clóset por no sé cuánto tiempo, obviamente sin usar, hasta que un día dije “no, no la voy a usar, nunca me la voy a volver a poner, va para afuera”. Y se fue. Y hasta ahora lo que siento fue alivio.
Lo mismo sucede con los zapatos. Hay ciertos zapatos que nos causan ampollas o rozaduras, o que inevitablemente hacen que los pies nos duelan. Otros que son demasiado anchos, o que nos hacen sentir inseguras al caminar, o que no nos van con nada de lo que tenemos.
Si abres el clóset, y continuamente notas que “evitas” ponerte alguna prenda (o zapatos), y escoges otra cosa, esa prenda sólo está ocupando espacio, no te beneficia, y debe irse.
7. Objetos que ya no te gustan
Talvez tienes una lámpara que ya está algo vieja, o que es de un estilo que ya no se usa, un jarrón ya feo, flores artificiales que aunque sean plásticas ya se marchitaron, todo eso hay que quitarlo.
O puede que alguna persona bien intencionada te haya regalado algún adorno que de entrada nunca te gustó, o que desentona completamente con el resto de la casa. Elimínalo.
Piensa que esas cosas ya no hacen ver tu casa bonita, ya cumplieron su ciclo de vida útil, necesitan un reemplazo, o simplemente dar lugar a espacio vacío. O piensa en cómo te sientes cuando ves ese horror de cuadro que te dio el primo de tu cuñada, que hasta te da escalofríos. No necesitas sentirte así, sácalo de tu casa de una vez!
8. Objetos que necesiten reparación
Si has guardado un pantalón por varios meses, pensando que debes llevarlo a arreglar porque tiene el cierre malo, es casi seguro que no tienes mucha prisa en repararlo, o de lo contrario ya lo hubieras hecho. O si talvez tienes un electrodoméstico dañado, pero la verdad-verdad no quieres sacar el dinero para repararlo “todavía”, es porque realmente no te hace mucha falta, y probablemente hasta ni te acordabas que tenías eso ahí guardado. Deséchalo, y quítate de una vez ese peso de “tengo que llevarlo a arreglar”.
9. Objetos pertenecientes a etapas de la vida ya pasadas
Nunca me olvido de dos grandes barriles con menaje de un bar que mi mamá tuvo por un corto tiempo, y que todavía años después de haber cerrado seguía guardando “por si acaso”. Un día le dije: “mamá, de verdad en algún momento de tu vida pensás siquiera en la posibilidad de volver a tener un bar?”, a lo que me respondió que no. “Entonces, por qué seguís guardando todo eso??”. Al poco tiempo me di cuenta de que había regalado todas las cosas a un conocido que tenía un bar y que las podía usar.
Eso mismo nos sucede con los artículos de bebé, la cuna, el cochecito, la silla de comer y esas cosas. Las guardamos, pero ni remotamente estamos pensando en pedir otro bebé.
O talvez hace muchos años practicábamos algún deporte, y seguimos guardando el equipo que usábamos “en caso de que querramos retomar la práctica”. Hay que pensar qué tan probable es que volvamos a practicar ese deporte, y de ser así, es muy probable que querramos comprar equipo nuevo, más moderno y con tecnologías más avanzadas que las que usábamos, que talvez hasta se han dañado luego de tantos años sin uso.
10. Cosas que requieren mucho mantenimiento
Un claro ejemplo de esto son las colecciones. Cuando tenemos una colección de algo, generalmente queremos exhibirla. Pero esto implica que hay que limpiarla y desempolvarla regularmente, para que se vea bien. Otro ejemplo son los adornos con diseños muy intrincados, que hay que limpiar detalladamente a cada momento, o los muebles de mimbre, que requieren no sólo una limpieza profunda, sino un tratamiento especial para mantenerlos en óptimas condiciones.
Pregúntate: de verdad tengo el tiempo, la energía, los recursos, o simplemente las ganas de hacer esto? Hay alguna otra cosa en la que preferiría invertir mi tiempo? Si es así, deshazte de esas cosas. Recuerda que entre más cosas tengas, más tiempo deberás invertir en limpiarlas, reorganizarlas y mantenerlas, así que procura tener sólo aquellas cosas que te sean útiles y que de verdad te gusten.
BONO: 11. Devolver cosas prestadas
Este artículo fue editado el 29 de junio para agregar esta sugerencia de una Organizada. Gracias Marisela B.!
Ciertamente, el devolver artículos que nos hayan prestado es una manera muy fácil de eliminar objetos. No serán cosas “innecesarias”, pero lo que sí es innecesario es seguir guardando esos objetos luego de que ya los hemos desocupado, cuando hasta talvez la persona que nos los prestó está esperando que se los devolvamos. Así que, a ponerlos en el automóvil, o a apuntarlo en la agenda, para que no se nos olvide ir a devolverlos.
—————–
Hay objetos que talvez caen dentro de alguna de estas 10 categorías, pero que por una situación en específico no quieres botar. Ese objeto te hace feliz, te da alegría tenerlo, aunque nadie más comprenda tu razonamiento. Bajo esas circunstancias está bien guardarlo, al menos por un tiempo más. Pero tu razón para guardar ese objeto no puede ser “porque sí”, “porque talvez en algún momento lo vaya a usar”, o “porque pagué mucho dinero por él”.
Si a pesar de estas 10 razones, todavía encuentras muy difícil deshacerte de las cosas innecesarias en tu hogar, en este artículo podrías encontrar la respuesta a tus dificultades: Qué hacer cuando te da miedo botar cosas?
Y si ya te convencí y estás deseando sacar de tu casa todos esos estorbos, aquí tienes un paso a paso que te puede ayudar en el proceso: Cómo botar chunches eficientemente.
Ahora sí, ya estás armada con mucho conocimiento para sacar todo lo innecesario de tu casa. Ahora, a entrar en acción y liberarte de una vez por todas!