Es típico cuando iniciamos un nuevo año, replantearnos aquellas cosillas que no hemos estado haciendo del todo bien, y proponernos hacerlas diferente, “cambiar”. Casi todos, antes de que el 31 de Diciembre llegue a las 12 de la noche, nos hemos propuesto nuevas resoluciones para año nuevo, nuevas metas.
Pero ojo: te estas poniendo “resoluciones” o “metas”? Es que hay alguna diferencia?
Pues sí la hay, aunque muy sutil. Veamos.
Las resoluciones de año nuevo generalmente tienen varias características:
- Son promesas vagas que nos hacemos sin pensarlo mucho ni comprometernos del todo. Algunos ejemplos podrían ser: quiero bajar de peso, quiero leer más, voy a comer más saludablemente, debo ser más organizado.
- No tienen una fecha para ser completadas.
- Casi nunca se pueden medir. Debido a esto la mayoría de personas se dicen a sí mismas que su plan no está funcionando, y simplemente abandonan sus esfuerzos.
- Son como “sueños” que nos gustaría alcanzar, pero no se sabe cómo.
Por otro lado, las metas deben ser:
- Específicas: “quiero pesar 10 kilos menos para Julio del 1013”.
- Medibles: “para esto debo rebajar 1.5 kilos por mes o casi medio kilo por semana”.
- Realizables: “necesito caminar 20-30 minutos 4 veces por semana y reducir aproximadamente 300 calorías menos que ahora”.
- Realistas: “no tengo que invertir tres horas diarias en un gimnasio ni preparar comidas complicadas”.
- Limitadas a un período de tiempo establecido: “seis meses”.
- Las metas son más bien “propuestas”, con pasos específicos a seguir, medir el progreso y alcanzar el resultado deseado.
Qué te planteaste para este nuevo año: resoluciones o METAS?
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