Muchas Organizadas me consultan respecto a qué hacer con el trabajo del hogar cuando les acontece una emergencia, como una enfermedad (suya o de algún miembro de la familia), un período de gran demanda en el trabajo, o cuando se va la persona de limpieza sin previo aviso. Otras, simplemente están en un estado de caos tal, que no saben por dónde comenzar y sólo quieren como sentarse a llorar en una esquina.
Para todos esos casos, mi respuesta siempre es la misma.
Hábitos diarios.
En Mi Casa Organizada los llamamos “Los No Negociables”.
Estos hábitos diarios o “no negociables” son pequeñas tareas que evitarán que la casa entre en caos. Ese caos y desastre total que sucede cuando no hay ropa limpia que ponerse, cuando no hay forma de preparar la comida, o cuando la suciedad y los gérmenes se vuelven un peligro latente para la salud de los habitantes de la casa.
Cuáles son esos hábitos diarios o tareas no negociables?
Los no negociables son como los cepillos de dientes: son únicos para cada persona. Pero hay ciertas cosas que puede que sean comunes para muchas de nosotras, sin importar en qué etapa de la vida estemos, la dinámica familiar, o cuáles sean nuestras ocupaciones diarias.
En mi caso particular, mis no negociables son los siguientes:
1. Lavado de ropa
No te creas que lavo ropa todos los días. La verdad no tengo necesidad de hacerlo así, porque (gracias al cielo) en casa no se ensucia tanta ropa como para lavar todos los días. Pero todos los días reviso a ver si la situación del lavado está controlada, o si hay que poner a lavar cuanto antes, si tengo que poner a lavar los uniformes del colegio de mi hijo, o su ropa para la clase de deporte, o si mi esposo tiene camisas limpias para ir a trabajar. Si todo está bajo control, perfecto. Y si hay que poner a lavar, pues pongo una lavadora antes de irme al trabajo, o antes de hacer la cena por la noche, y la dejo secando durante la noche.
2. Recoger la ropa sucia
Aunado al lavado de la ropa está el recoger la ropa sucia que haya en la casa (en el baño, o si hay que cambiar toallas o ropa de cama, etc.). Cuando salgo de mi cuarto en la mañana, me llevo para la planta baja la ropa sucia, al cuarto de lavado, y la divido en las diferentes categorías que acostumbro lavar: ropa blanca y mi ropa interior, ropa de color, colores oscuros o ropa negra, paños o toallas, y ropa de cama (sábanas, fundas, y sobrecamas o colchas). Es ahí cuando determino si debo poner a lavar alguna de esas categorías, o si el lavado puede esperar. Esta tarea se facilita si usamos una canasta diferente para cada categoría (yo uso la misma canasta para ropa blanca y para ropa oscura o negra, porque estas categorías siempre son más pequeñas que las otras), y también ayuda si las canastas son de tamaño similar al de una carga completa de tu lavadora. Así, cuando una canasta esté llena, será momento de poner a lavar.
3. Lavar los servicios sanitarios
Algunas personas dirán que estoy medio loca por limpiar los servicios (taza del baño) todos los días. Pero no hay cosa que me sea más desagradable que un baño sucio. Y además, con tres varones en casa, es absolutamente necesario que realice esta tarea a diario (mejor no entrar en detalles). Mucha gente le rehúye a esta tarea, porque es desagradable. Cierto, es MUY desagradable. Pero si dejamos una semana sin limpiarlos, será TODAVÍA MÁS DESAGRADABLE. Así que al hacerlo a diario, de alguna manera mitigamos ese uuughhhh… al menos un poco. Yo me facilito la tarea colocando en cada baño un set de los limpiadores que necesito, y un cepillo o hisopo. Así me evito tener que ir abajo a buscar los limpiadores, subir a lavarlos, y cargar con el cepillo de un baño para el otro. Y cuando me voy a duchar en la mañana, o en algún momento del día en que uso el baño, las cosas para limpiarlos están ahí, al alcance de la mano, y hacerlo no me toma 30 segundos. Otra cosa: para limpiar el baño y el lavamanos no uso un “trapo”, sino que uso toallitas desechables con desinfectante; así la uso y la tiro al basurero de una vez, y aquí no ha pasado nada.
4. Lavar los platos de la cena
Si no es posible lavar los platos después de cada comida (al menos a mí en la mañana nunca me da tiempo de lavar los platos del desayuno), por lo menos debemos lavarlos al final del día. Aquí no hay negociación. Y si me preguntas cuál hábito me parece más beneficioso, mi respuesta sería éste. Porque una cocina limpia equivale a una mejor nutrición, porque es más fácil cocinar algo casero estando la cocina limpia. Además, ahorramos dinero al cocinar en casa, y al aprovechar al máximo la comida que hemos comprado en el supermercado. Y por último, obtenemos un gran beneficio para nuestro estado de ánimo al levantarnos cada mañana y saber que no hay platos sucios esperándonos. Con estos beneficios, de seguro vale la pena invertir unos minutos para lavar los platos por la noche, no crees?
5. Limpiar la cocina
Es una de mis costumbres o hábitos, que al lavar los platos tengo que lavar también el fregadero, y además limpiar las encimeras o superficies, para que no queden granos de arroz o boronas o regueros. Y también me incomoda dejar la cocina con salpicones de grasa o cosas así. De modo que, al terminar de lavar los platos por la noche, automáticamente hago estas cosas, y así la cocina queda lista para el día siguiente. Y cuando la situación así lo requiere, también le paso la escoba rápidamente a la cocina, para recoger migas o cualquier otra cosa que haya en el piso.
Como puedes ver, estas tareas son muy sencillas, rápidas y fáciles de hacer. En la que más tardo es en lavar los platos al final del día, porque invierto unos 15 minutos en hacerlo. Pero los beneficios son tan grandes que ni me lo pienso para hacerlo.
Estas tareas, o algunas similares (como recoger los desechos del perro, por ejemplo) dependiendo de tu situación particular, son la columna vertebral de cualquier sistema de limpieza o mantenimiento del hogar, y es por ello que tienen un espacio dedicado en el Planificador de Tareas del Hogar de Mi Casa Organizada, con el cual fácilmente podrás llevar el control de tus no negociables y asegurarte de que hacerlos la gran mayoría de los días.
Has pensado cuáles podrían ser tus “no negociables”? Comenta!