Luego de atravesar una crisis (como la que mi familia y yo estamos terminando de atravesar), es un poco difícil volver a la normalidad, retomar la rutina “pre-tormenta”. Nos sentimos vulnerables (“volverá a pasar esto?”), distraídas, talvez andamos ansiosas, con insomnio, con cansancio crónico luego de enfrentar tanto estrés, y hasta deprimidas. Parece que todo está fuera de nuestro control, y que ya nunca volveremos a nuestro estado anterior, mucho menos a “estar mejor”. Podemos incluso sentirnos abrumadas por todas las cosas que tenemos atrasadas, o por el estado de abandono en que está todo, luego de haber tenido que dedicarnos al 100% a solucionar el problema que nos aquejaba.
Pero hay ciertos factores que sí están bajo nuestro control, y que podemos manipular para ir mejorando poco a poco esa ansiedad e incertidumbre que sentimos.
Veamos 5 tips para retomar la rutina sin sentirnos abrumadas:
1. Cambia de ambiente
Cuando cuesta concentrarse por el montón de problemas que tenemos en la cabeza, o cuando llegamos a un punto en el que sólo queremos salir corriendo, es aconsejable cambiar de ambiente. Si es posible, trabajar desde otro lugar, como una cafetería o una sala de conferencias de la empresa, o salir de la casa un rato, llevar a los niños al parque o ir el domingo a un lugar abierto, con naturaleza. Si te cuesta concentrarte como a mí, podrías probar escuchando “ruido blanco”, que te ayudará a bloquear sonidos externos (y hasta tus propios pensamientos) y así será más fácil enfocarte en el trabajo que tengas que hacer. Encontré dos páginas de ruido blanco, que talvez te sean útiles: Coffitivity, con la cual te sentirás como trabajando desde un coffee shop, y Soundrown, que tiene sonidos de fogata, lluvia, olas, y varios más, los cuales se pueden escuchar individualmente o en conjunto, para crear específicamente el ambiente que mejor te ayude a concentrarte.
2. No permitas distracciones innecesarias
Cuando tenemos problemas en la cabeza, es muy fácil distraerse y perder el tiempo en actividades inmediatamente gratificantes, en lugar de hacer lo que tengamos que hacer. Estas actividades gratificantes pueden ser perdernos innumerables horas viendo videos en Youtube, o revisar interminablemente Facebook o Twitter por cincuentava vez en el día, estar chateando por Whatsapp o ponernos a hablar con cuanta persona nos pase por el cubículo. Date unos días de descanso de redes sociales (créeme, yo me retiré por 5 semanas, y nadie se murió porque yo no viera su estado o sus fotos de inmediato), ponte unos audífonos visibles para que la gente no te interrumpa en el trabajo, y cierra todas las pestañas de Internet que no estén relacionadas exclusivamente con lo que debes hacer. Si estás organizando alguna parte de la casa, no te metas a Pinterest a ver cómo podrías hacerlo mejor, simplemente termina rápido usando lo que tienes, este no es el momento para detenerte a oler las rosas. Y aunque suene inconcebible, hasta puedes apagar tu teléfono o ponerlo en silencio para evitar la tentación de estar respondiendo y viendo cada alarma que te suena.
3. Planea todo lo que puedas por adelantado
Esa sensación de descontrol que a veces sentimos, a veces es causada porque dejamos todo para el último momento. Evita acrecentar tu estrés planeando todo lo que puedas por adelantado. Por ejemplo, la noche anterior podrías alistar la ropa, zapatos y accesorios que te pondrás al día siguiente. Revisa que la ropa esté limpia, que tenga los botones, que no se le haya soltado el ruedo (dobladillo). Planea lo que vas a cocinar para la cena del día siguiente, descongela la carne, pon a cocinar los frijoles, alista tu almuerzo o la merienda de los chicos del día siguiente, anda a comprar antes de que se te acabe todo y no tengas qué cocinar. Échale gasolina al carro antes de que se te vacíe el tanque. Asegúrate de que los chicos dejen listos sus tareas y sus cosas de la escuela desde el día anterior. Revisa tu agenda para ver si tienes alguna cita esta semana y la próxima. Todas esas pequeñas tareas te ayudarán a andar adelante, y como decimos popularmente, a que “no te agarre el tren”.
4. Apégate a tu rutina
Ya hemos visto cómo hacer una rutina diaria. Ahora lo que tenemos que hacer es apegarnos a ella lo más posible. El mantener una rutina nos permite poner orden a nuestro día, es una herramienta que nos va diciendo que debemos hacer y qué sigue después, sin tener que pensarlo mucho ni perder el tiempo decidiendo si hacemos esto o hacemos lo otro. El seguir una rutina diaria también nos ayudará a que nada se nos olvide ni se nos quede sin hacer. Pero el truco está en seguirla, o sea, en realizar las actividades que se supone debemos realizar, no sólo escribirlas en un papel con lapicitos de colores. Es por esto que la rutina diaria debe ser algo muy sencillo y fácil de seguir, para que luego de poco tiempo se convierta en una serie de hábitos que vamos haciendo casi de forma automatizada. Y luego de que ya hagamos esas pocas tareas de manera automática, podremos ir incluyendo más tareas a nuestra rutina diaria. Pero lo que marcará la diferencia será nuestra constancia a la hora de seguir la rutina, esa es la clave.
5. Sé realista con el tiempo que tienes para realizar cada actividad
En mi caso, muchas veces me quedo atrás con mis quehaceres, o no soy capaz de hacer lo que quería hacer, porque se me olvida que cada hora tiene 60 minutos, y cada minuto 60 segundos. A veces digo: en la próxima hora voy a hacer esto y esto y esto. Pero, en realidad, esas 3 actividades me tomaron 45 minutos cada una, en lugar de los 20 que yo había planeado. Otras veces me pasa lo contrario: dejo cosas sin hacer porque pienso que me tomarán 6 veces más tiempo del que en realidad me toman. Un ejemplo muy claro de esto es el doblar la ropa limpia. Siempre pienso que doblar una carga de ropa me tomará más de media hora, cuando en realidad puedo doblar la ropa y guardarla en los clósets en menos de 10 minutos. Una forma de volvernos más conscientes de cuánto tiempo toma cada actividad, es llevando un registro en un cuaderno. Antes de iniciar una actividad, escribimos la actividad y apuntamos la hora en un renglón, y vamos haciendo un palito por cada 15 minutos que dedicamos a esa actividad. Este ejercicio es especialmente útil para determinar cuánto tiempo nos toma alistarnos y salir de la casa por la mañana. Es muy común desestimar el tiempo que necesitamos para hacerlo, y por eso siempre andamos llegando tarde y en puras carreras cuando vamos para el trabajo o a dejar a los chicos al colegio. Al principio es tedioso llevar este control, pero nos dará una idea mucho más clara de cuánto nos toma hacer las cosas, y seremos más conscientes de nuestro tiempo y de la manera en que lo utilizamos.
Estas son sólo 5 consejos que me han servido para retomar el control de mi vida luego de una crisis, o cuando me he sentido tan llena de trabajo y de cosas pendientes que sólo quiero correr por la calle pegando gritos y jalándome el pelo. Te ha pasado?… No?… No me veas así, cada quien lidia con su loquera como mejor puede =D
De qué otras maneras has logrado enfrentar una situación difícil, y cómo regresaste a la normalidad?
3 Comments
Sandra martinez
Excelente articulo, adelante Gaby, XOXO
Sandra Martínez
Gracias
T
Parece que me leyeras la mente ????