Ayer hablamos de cómo enfrentar el desorden, a esa criatura terrible que detestamos pero que a veces no sabemos cómo sacar de nuestras vidas.
Luego de leer el artículo te motivaste! Te armaste con tu escoba y tus tres bolsas, entraste a la guarida del monstruo dispuesta(o) a acabar con él… y saliste corriendo otra vez.
Talvez tu monstruo no es desorden físico, sino que son las tareas regulares de tu trabajo, que has ido postergando y postergando, hasta que ya son inmanejables, y ni con 10 clones terminarías el trabajo hoy.
O quizá tu monstruo son 10 kilos de más que andas cargando en tu humanidad, o 20, o 50.
De dónde sacar coraje?
Cuando definitivamente no sepas cómo entrarle a la situación, enfócate en una sola cosa. Sólo una. Bien sencilla. Una cosa que estés segura(o) de que puedes hacer. Por ejemplo:
- En el trabajo: lee, contesta y archiva un correo. Sólo uno. Haz sólo una llamada. Saca las copias que necesitas. Nada más.
- Con los chunches: mira a tu alrededor y escoge algo que ya tenga su “hogar” establecido. Por ejemplo, talvez hay una camiseta sucia en el piso, llévala a la lavadora. Talvez haya una taza sucia, lávala, sécala y guárdala. O talvez hay un papel de galletas en el piso, bótalo.
- Con la dieta: ponle leche descremada al café en lugar de leche regular, sube las gradas de un piso a otro (sólo uno), pide verduritas con tu almuerzo de costumbre (sin quitar nada) y cómetelas primero.
- Con el estudio: decide leer y entender sólo una página, o media, o el primer párrafo del libro que tienes que leer.
- Con el ejercicio: camina 5 minutos a paso suave. Nada más.
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