Cómo afecta la desorganización mental a la organización del hogar
Organización del hogar

Cómo afecta la desorganización mental a la organización del hogar

Últimamente me he puesto a pensar en si existe una relación entre la limpieza y organización de nuestro hogar (o falta de ellas), y nuestro estado anímico.

Me refiero a lo siguiente: si la casa está desordenada, nos ponemos tristes, decaídas, comienza el discurso de “qué desordenada que soy”, “qué inútil, no puedo ni mantener la cocina ordenada”,”esta casa da vergüenza, YO doy vergüenza”… y demás bellezas que a veces nos decimos a nosotras mismas. Y tan decaídas nos sentimos, que no tenemos energía ni para lavar un plato.

Y cuando amanecemos con un poco más de energía, de ánimo, nos ponemos a limpiar, y el ver la casa ordenadita nos pone de buen humor, felices, hasta nos entran ganas de bailar con la escoba. Y como estamos más contentas, se nos hace más fácil el ponernos a limpiar.

O sea, es como un círculo vicioso.


Tan es así, que he notado que el estado de mi hogar es reflejo de mi estado de ánimo, mi estado mental, el nivel de ansiedad que esté manejando, y de las circunstancias por las que esté atravesando en determinado momento.

Viéndolo de esta forma, sí que tienen relación, cierto? El estado de nuestro hogar y nuestro estado mental están completamente conectados, me parece a mí. No soy psiquiatra ni psicóloga ni nada que se le acerque, pero creo que sí tienen relación.


Por ejemplo, en momentos particulares de los últimos meses, he notado varias cosas:

Me hago de la vista gorda con el desorden, porque hay circunstancias externas que debo controlar primero.

En ocasiones me he sentido como drenada de energía, como exhausta, y ni por asomo me llega el impulso para ponerme a ordenar o a limpiar algo.

Y he notado que mi cerebro ha estado a mil por hora, tratando de solucionar algún problema mayor y urgente. 

Y mientras yo soluciono el problema, la casa se vuelve más y más un completo caos, pero ni modo, no logro estar en ambas cosas a la vez.

A decir verdad, casi que ni me percato, o si noto el desorden como que no me importa mucho.

Organizo para traer orden a mi caos mental.

Por el contrario, a veces me pongo a ordenar o a limpiar algún sector de la casa, y mientras lo hago como que me desconecto, dejo de pensar y me concentro en la tarea en la que estoy.

Y luego de esto, tengo como un poco más de claridad en mis pensamientos, o de repente me llega la solución al problema que estoy enfrentando, casi sin pensar en ella.

Organizo para minimizar mi ansiedad.

Otras veces, he notado que me pongo a ordenar o a limpiar para tener la sensación de que “AL MENOS” puedo controlar una parte de mi vida, porque necesito aceptar que hay circunstancias externas que del todo no puedo controlar.

Entonces, el sentir que puedo tener control sobre algo, me ayuda a estar más tranquila ante situaciones que está fuera de mi alcance eliminar o cambiar.

Para lograr ordenar mis ideas, tengo primero que poner orden en mi entorno.

Este punto fue súper claro para mí a principios de enero, cuando trataba de idear cómo retomar la página luego de ausentarme durante muchos meses. 

Pero en lugar de ponerme a trabajar de una vez, sentía la necesidad de ordenar el escritorio y mi cuarto, que es donde está mi escritorio.

Luego de esto, varias veces intenté ponerme a escribir, a hacer el Planificador de las Tareas del Hogar de este cuatrimestre, y no podía, estaba como bloqueada. 

Tuve que comenzar a poner en papel todas las ideas y pensamientos que me daban vueltas en la cabeza, concretarlos, ponerlos en orden lógico, definir prioridades, etc. 

Y hasta ahora que ya tengo esa parte en orden, es que he podido sentarme a escribir este artículo, y comenzar con las demás tareas de la página. 

Y no es que estuviera procrastinando, es que para mí estos pasos previos son como construir la base para un muro: sin lo anterior no puedo hacer lo siguiente.

Mi desorden externo es reflejo de mi desorden interno.

Este punto no lo he notado en mí, sino más bien en mi esposo, pero me parece igualmente interesante y por eso quise incluirlo.

Por ejemplo, mi esposo necesita tener las cosas a la vista. Él es capaz de sacar algo y ponerlo en la mesa del comedor o en el sillón de la sala, porque “pronto lo va a necesitar”.

Ese “pronto” puede ser dentro de una semana o un mes, y tampoco hay seguridad de que lo vaya a necesitar. 

Te podrás imaginar cómo me pongo yo, que soy todo lo contrario y quiero ver todo guardado! 

Pero analizando, me he dado cuenta de que este comportamiento es reflejo de su ansiedad. Se siente intranquilo si no tiene algo a la vista, porque teme olvidar que lo tiene, o teme olvidar que debe hacer lo que pretende hacer. 

Al entender esto, trato de minimizar su ansiedad asegurándole de que yo le voy a recordar que ese objeto existe, que sé dónde está guardado, y que lo tendrá cuando lo vaya a necesitar.

Por qué te cuento todo esto?

Porque me parece muy curiosa esta idea de que el estado de la casa y nuestro estado emocional estén tan relacionados. Nunca lo había pensado, pero cada vez más me doy cuenta de que sí lo están. Condiciones emocionales y mentales como la depresión, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (ADHD), la ansiedad, las fobias, la bipolaridad, la personalidad borderline, entre otros, tienen consecuencias en todos los ámbitos de la persona que las padece, incluyendo su capacidad (o dificultad) para realizar tareas cotidianas, así que tiene todo el sentido.

Creo que el tener esta interacción muy presente, nos ayudará a comprendernos mejor, a ser más tolerantes con nosotras mismas y nuestras reacciones ante el desorden de nuestro hogar, o ante nuestra aparente falta de saber “algo tan básico y fácil como llevar la casa”.

Y también para acordarnos de que “conociendo al enemigo ya ganamos la mitad de la batalla”. Así que la próxima vez que te lleguen pensamientos negativos, o que hacer las tareas del hogar se sienta como nadar en melaza, analízate, y pregúntate si hay algo bajo la superficie, que está saboteándote.

Con esto no estoy diciendo que si te da pereza lavar los platos es porque estás deprimida, o si no encuentras las cosas es porque tienes déficit atencional. Pero al menos en mí he notado que cuando atravieso períodos emocionalmente desafiantes, épocas de angustia o incertidumbre, cuando enfrento circunstancias atemorizantes fuera de mi control, mi casa también sufre las consecuencias. Me encuentro desmotivada, desinteresada, o desenfocada, haciendo las cosas a medias por aquí y por allá sin tener un avance real.

Si te pasa lo mismo que a mí, te invito a que te autoanalices, talvez descubras que hay “algo” que está causando que te sientas como te sientes, y así podrás enfrentar ese “algo” de una mejor manera.

Feliz organización!

Gabi