Qué extraño que en la mañana siempre andemos corriendo.
No sé si te pasa igual que a mi, pero por las mañanas siempre parece que algo se confabula y sale mal para hacernos llegar tarde.
Siempre me había parecido que la razón de mis llegadas tardías era el tráfico en la calle. Algo que “lastimosamente” no puedo controlar. Qué se le va a hacer??
Pero, te cuento un secreto?
Al menos en mi caso, he podido comprobar que NO ES EL TRÁFICO, ni el bus que pasa tarde, ni el accidente que causa una gran presa, lo que me hace llegar tarde.
Hace 3 años que trabajo desde mi casa. Y qué curioso! En esos 3 años han sido muy pocas las ocasiones en que he llegado o iniciado a tiempo mi trabajo!
Cómo es posible que, aún ahora que no tengo que desplazarme a ningún lugar, no esté lista a tiempo??
Qué indica esto? Que el problema SOY YO! No el tráfico, ni el bus, ni la presa inesperada. YO!
Entonces, al darme cuenta de que yo soy el problema, también me di cuenta de que en mis manos está solucionarlo.
Comencé a trabajar en una rutina nocturna, que me permitiera “adelantar” mi mañana del día siguiente, e ir así eliminando los factores que estaban provocando que llegara tarde.
Las últimas 5 tareas del día que conforman mi rutina nocturna
1. Pienso en mi “futuro yo”
Dependiendo de las actividades que tenga al día siguiente, hago algo que mi “yo” de mañana agradezca que haya hecho hoy: alistar la merienda de mi hijo para el día siguiente, empacar el almuerzo de mi esposo, pensar qué ropa me voy a poner mañana, colocar la ropa en la lavadora para que esté lista para poner a lavar al día siguiente, cosas que tiendo a culpar por ocupar mi tiempo al día siguiente, y que bien puedo adelantar hoy y dejarlas listas.
2. Limpio la cocina
Esta es una costumbre que me ha costado muuuuchos años implementar, pero el sentimiento de levantarse y encontrar la cocina limpia es tan satisfactorio, que últimamente lo hago siempre. Trato de lavar todos los platos, lavar los fregaderos, limpiar la cocina (estufa), y recoger boronas o grasa de los mostradores (encimeras). No me preocupo mucho por guardar los platos lavados, porque prefiero dejarlos secando al aire libre y guardarlos al día siguiente, pero esto no me lleva más de unos 2 minutos, así que lo hago mientras se calienta el sartén o se hace el café, y no hay ningún problema. Luego, reviso el piso de la cocina y rápidamente le paso la escoba, o limpio los pequeños regueros que haya con una toalla de papel con limpiador o con vinagre. Arreglo los banquitos del desayunador, cierro ventana, y lista la cocina para el día siguiente!
3. Hago revisión de 5 minutos
Ya cuando me voy a acostar, doy una revisión rápida a la casa, principalmente a la cocina, la sala y el comedor, que son los aposentos de la planta baja, para regresar todo a su posición original: acomodo los almohadones de la sala, recojo cosas que estén fuera de lugar, ordeno los papeles en mi escritorio, guardo el pan cuadrado que quedó fuera de la despensa, cambio el paño de cocina si el que tengo ya está sucio, saco la basura, etc.
4. Reviso mis planificadores
Desde que estaba en secundaria, he sido de mantener un planificador o agenda de papel. A lo largo de los años he probado diversos formatos, agendas y sistemas, y en la actualidad llevo uno para cada faceta de mi vida: uno personal, uno para mi rol como empresaria, y uno para mi papel como ama de casa, que es mi Planificador de Tareas para el Hogar. Entonces, cada noche reviso mis planificadores para ver qué cosas tengo que hacer al día siguiente: si tengo alguna cita, o si debo ir al supermercado, o si ya debería poner a lavar las cortinas de la sala. Con esa información, sé por adelantado cómo irá a ser mi día, me formo un itinerario, y al día siguiente puedo iniciar el día desde muy temprano siguiendo el “mapa” que me va guiando por todos mis quehaceres.
5. Hago algo que me despeje la mente
Al final del día, necesito algo que me relaje un poco antes de dormir. Lo que hago varía mucho, dependiendo de lo que mi mente necesite, o de cómo me sienta. Lo que generalmente hago es leer, ya sea un libro físico o electrónico, boletines de páginas que sigo, o algún artículo que haya guardado durante el día, escucho algún podcast o seminario al que me haya suscrito, reviso redes sociales, veo videos en YouTube, o últimamente me gusta mucho colorear (por si te interesa, este es el libro que estoy coloreando, es de 100 páginas y es gratis!). La idea es hacer algo que me despeje la cabeza y me ayude a conciliar el sueño.
Ahí la tienes, una rutina sencilla que personalmente me ha servido mucho y que me ha permitido dejar de una vez por todas de llegar tarde y tener mañanas más tranquilas y productivas.
Tienes una rutina nocturna? Hazte una hoy mismo!