Soy una iniciadora compulsiva.
De pronto se me ocurre que qué bonito aprender a hacer encajes de bolillo, collares, o broches para el pelo. O qué importante aprender más de la historia. Debería aprender otro idioma. Dicen que es muy gratificante escribir un libro. Voy a aprender a pintar. Quiero iniciar un diario. Qué bonito probar ese asunto de colorear que todo el mundo dice que es tan relajante…
En mi caso, disfruto tanto la emoción de “iniciar” algo, los preparativos, investigar, y las primeras etapas del proceso.
El problema que tengo es para continuar y terminar lo que inicio.
De pronto se me van bajando las baterías, me va entrando la pereza, y cuando menos me di cuenta, lo que me parecía súper interesante y bonito de aprender, ya no lo es tanto.
Si tuviera $1 por cada cosa que he iniciado y no he terminado en esta vida, sería millonaria!
A veces inicio cosas simplemente para probarme a mí misma que “puedo” hacer esto o aquello.
Sin embargo, sé que iniciar cosas no es malo. De hecho todo lo que hacemos se “inició” en algún momento. El iniciar cosas es el primer paso hacia los objetivos que nos ponemos.
Pero con el tiempo, he aprendido a discernir qué cosas podría iniciar y llevar a buen término, y qué otras ni siquiera debería pensarlas mucho porque no llegarían a ninguna parte.
Así, he logrado continuar con proyectos que había iniciado y se me habían quedado estancados, y saber a cuáles debía simplemente decirles chao, al menos en esta etapa de mi vida.
Por comentarios que he visto en el grupo de Facebook estos días, me doy cuenta de que a muchas nos pasa lo mismo, entonces hoy te traigo algunos tips que talvez te ayuden a terminar, o continuar lo que inicias:
1. Seleccionar cuidadosamente lo que se inicia
En lugar de brincar y embarcarte de inmediato en una nueva idea o proyecto, trata de pensar un poco más allá, “a futuro”, cómo sería tu vida con ese nuevo conocimiento, o esa nueva responsabilidad, o si lo que vas a aprender beneficiaría tu vida de alguna forma.
Antes de iniciar algo nuevo, piensa si de verdad estás súper interesadísima, es más, espera unas semanas, para ver si tu interés se mantiene, e investiga al respecto. Luego de ese tiempo, si más bien estás más interesada que antes, dale!
2. Calcular lo que se necesitará
Sea lo que sea que quieras emprender, una empresa, un nuevo hobby, retomar tus estudios, organizar un aposento de la casa, además de ganas y energía, vas a necesitar ya sea dinero, tiempo, o ambos. Saca un cálculo del dinero que necesitarás para clases, materiales, mercadería, o cualquier otra cosa que vayas a necesitar.
Además, piensa si tienes el tiempo necesario para dedicarle al nuevo proyecto. De no ser así, qué actividades tendrás que eliminar de tu agenda para poder liberar el tiempo, tanto en el día a día como a largo plazo.
Aunque sabemos que los proyectos requieren de sacrificio y esfuerzo, no es viable ni saludable trabajar horas extra, o dobles turnos, madrugar o trasnochar demasiado durante largo tiempo; por un tiempo sí es posible, de ser necesario, pero no por largos períodos de tiempo, así que toma eso en cuenta también.
Trata de tener expectativas realistas. Es mejor ir despacio pero a lo seguro, que arriesgarse a quedar exhausta y a medio camino.
3. Desechar el perfeccionismo
A veces iniciamos algo con mucha energía y entusiasmo… pero al más mínimo obstáculo nos quedamos como atascadas, simplemente porque no podemos hacer “eso” de la manera perfecta como lo habíamos imaginado.
Un claro ejemplo de esto es mi canal de YouTube, y te lo comparto para que veas que todas estamos en lo mismo, de maneras algo diferentes, pero al final es lo mismo.
En mi caso, ando apuntando ideas para nuevos videos, pero siempre encuentro excusas para no filmar: que me veo muy gorda, que ando sin maquillaje, que hay gente en la casa, que toma mucho tiempo editar… Al final son puras excusas, ese perfeccionismo que me paraliza muchas veces.
Cuando el perfeccionismo no nos deja continuar, es bueno desmenuzar las tareas en pedacitos más pequeños, hasta que sean tan simples que nos resulte ridículo no hacerlas. En el caso de mis videos, ya he recopilado mis ideas en un solo lugar, estoy escribiendo una pequeña guía (tomando notas de lo que quiero decir) para cada uno, y luego planeo sacar un solo día para filmar varios videos, y listo, ya estaría a sólo un paso de lograr lo que me he propuesto.
Cuando se ven las tareas así por separado, la verdad no resulta tan difícil sortear ese obstáculo que nos tiene frenadas.
4. Mantener en mente el resultado final
“Si sigo con las clases de inglés, voy a poder entender las películas sin leer los subtítulos, y podré desenvolverme con confianza en gran cantidad de países en el mundo.”
“Si continúo escribiendo mi diario, será muy bonito releerlo dentro de muchos años, y me traerá muchos buenos recuerdos, que talvez se habrán perdido con el paso del tiempo.”
“Si termino estos broches para el pelo, voy a tener un bonito regalo para mis nietas.”
Nos quedamos “varadas” cuando, como el caballo de tiro, vemos sólo una pequeña parte del proyecto, generalmente la parte que nos produce cansancio, pereza o monotonía. Pero si logramos ver todo el entorno, lo que hemos avanzado, y enfocarnos en la meta final, es mucho más fácil continuar.
5. Saber cuándo retirarse
Hay ocasiones en que, por más que nos esforcemos, la cosa no camina, no avanza, se convierte en una carga, en una situación que nos llena de estrés, y literalmente queremos sentarnos a llorar porque no queremos hacerlo.
Si es así, para.
No importa, nadie se va a morir por ello. Las personas cambiamos, nuestros intereses cambian. A veces simplemente hay que probar “eso” para darnos cuenta de que definitivamente no nos gusta, o no es lo que realmente queremos hacer.
Cierto que cuando se abandona un proyecto en el cual ya se ha invertido tiempo y dinero es un desperdicio. Pero será un desperdicio mayor si continuamos con él. En lugar de usar toda esa energía y recursos en algo que te hace miserable, podrías invertirlos en algo que sí te haga feliz.
Además, quién dijo que en la vida hay absolutos? Talvez más adelante te entren de nuevo las ganas de entrarle a este proyecto que ahora abandonas, pero la próxima vez lo afrontarás con ojos diferentes, porque ya sabes a lo que vas.
Al final es cuestión de poner las cosas en balanza: si el proyecto está casi-casi terminado, y los beneficios que obtendrás justificarían tus esfuerzos, amárrate los pantalones y termínalo! Si no es así, déjalo atrás.
Cuál ha sido tu experiencia en este tema? Eres una iniciadora compulsiva igual que yo? O sí terminas todo lo que te propones? Comenta!