Muchas Organizadas me comentan tanto en redes sociales como por correo, que se sienten fracasadas en sus intentos por organizar la casa y llevar los quehaceres. Manifiestan que “nunca llegarán a ser como quisieran ser”, y que por más que lo intentan y por más que se esfuerzan, no avanzan ni alcanzan nada. Se sienten como andando en círculos?
Te pasa? Claro, a mí a veces también.
Hoy vamos a ver cómo podemos superar estos pensamientos de fracaso, y cómo tomar acción para alcanzar el éxito, tanto en el hogar como en las demás facetas de nuestra vida:
1. Determina qué es exactamente la meta que quieres alcanzar
Este es el primer paso para aclarar el camino al éxito. Debemos delimitar bien qué es eso que queremos alcanzar, eso que deseamos, y analizarnos muy bien hasta llegar realmente a la razón que nos mueve a querer alcanzar esa meta. Además, hay que ser realista a la hora de plantearla.
Por ejemplo, talvez en este momento pienses que quieres tener la casa más ordenada. Pero en el fondo-fondo, talvez deseas tener la casa igual de impecable que la de tu mamá, o secretamente quieres agradarla. Pero resulta que tu mami no trabaja fuera de casa, y tú sí lo haces. Entonces, realistamente no vas a poder dedicarle tanto tiempo a la casa como tu mamá. Por lo tanto, es ilógico querer alcanzar esa meta bajo las condiciones actuales. Es como cuando trabajamos y además estamos en la universidad, y tenemos compañeros/as que no trabajan. Es imposible que nosotras le dediquemos tanto tiempo al estudio como sí podrían hacerlo las personas que no trabajan, porque físicamente no es posible.
Entonces, lo que hay que hacer no es “bajar las expectativas”, sino ponerse una meta más realista, acorde con nuestras posibilidades. Talvez no podamos limpiar el piso todos los días de la semana, pero bien podríamos proponernos limpiar dos veces por semana, o buscar quien nos ayude con algunas tareas, mientras nosotros nos encargamos de otras.
2. Establecer objetivos que te lleven a la meta que te pusiste
No puede ser algo vago como “ser ordenada”, o “mantener la casa limpia”. Debe ser algo así como: “mantener el sofá libre de cosas que no pertenezcan a él, todos los días de la semana”, o “poner una carga de ropa a lavar todos los lunes, miércoles y viernes”. Si planteas tus objetivos claramente y con fechas para realizarlas, sabrás exactamente si alcanzaste tu objetivo o no, y podrás trabajar en esos puntos que no te están permitiendo alcanzar esos objetivos.
3. Crear hábitos que te ayuden a cumplir esos objetivos más fácilmente
Los hábitos son el piloto automático de la mente y del cuerpo. Cuando adoptamos un hábito, no tenemos ni que pensar en hacerlo, ni cómo hacerlo, porque ya esa información va a estar implantada en nuestro subconsciente. Cuando adoptamos hábitos que reforzarán los objetivos que nos hemos propuesto, será muchísimo más fácil alcanzarlos. Y cómo adoptar esos nuevos hábitos? Por medio de rutinas.
4. Crea una rutina que contenga tus nuevos hábitos
Para establecer un nuevo hábito, se requieren 21 días seguidos de realizar esa actividad sin falta cada día, de modo que el cerebro se acostumbre a realizar esa actividad sin pensarlo mucho. Entonces, vamos a establecer una rutina diaria que incluya ese nuevo hábito que queremos adoptar. Por ejemplo, si nuestro objetivo es poner una carga de ropa a lavar todos los días, nuestra rutina de la mañana deberá incluir esa tarea, junto con las otras que ya realizamos, como preparar el café, levantar a los niños, ducharnos, etc. Incluso, podemos facilitar la tarea y dividirla en dos partes. Entonces, en nuestra rutina nocturna incluiremos: separar la ropa sucia del día, decidir qué tipo de ropa se va a lavar al día siguiente, y colocar la ropa dentro de la lavadora. A la mañana siguiente, sólo tendremos que agregar el detergente y encender la lavadora. Son esas pequeñas tareas, que hechas a diario, se convierten en rutinas, las cuales van a dar paso a esos nuevos y mejorados hábitos que queremos implementar.
5. Deja de darle tanta vuelta
Como te decía antes, cuando se adopta un hábito, ya dejaremos de pensar y pensar: lo hago o no lo hago? Me tomará mucho tiempo? Será éste el mejor momento para hacer esto? Y mientras tanto se pasa la mañana y se pasó un día entero. Las rutinas pueden parecer aburridas, y hasta las personas más disciplinadas fallan a veces. Pero debes hacer un esfuerzo por dejar de retardar el proceso, dejar de procrastinar, y simplemente “entrarle” con ganas, sin darle mucha vuelta.
Por último, deja de pensar que tu meta es algo casi inalcanzable, que sólo “otras personas” logran, o que tendrías que cambiar tu modo de ser radicalmente para poder alcanzar esto o aquello. Piensa que es simplemente un punto al que ciertamente llegarás un día. Me gusta pensar que todas las personas somos capaces de aprender cualquier cosa, si estamos dispuestos a poner un poco de trabajo y ganas a ello.
También tú lo lograrás.