Mis contemporáneas recordarán (o talvez como yo todavía la ven cada vez que la repiten) la ultra famosa serie Friends, e inevitablemente uno de los personajes principales, Monica Geller, la hermana de Ross y mejor amiga de Rachel.
Monica es lo que podemos llamar una persona obsesivo-compulsiva.
Todo tiene que estar en perfecto orden, exactamente de la manera en que ella lo puso, que por cierto es “la correcta”, le encantan las reglas, se pasa limpiando su apartamento y hasta el de los demás, porque el sólo pensar que hay un lugar que no está limpio y organizado le da insomnio y tiene que ponerse en acción para remediar el asunto.
Monica siempre tiene a la mano su etiquetadora, generalmente le arruina la diversión a los demás con su actitud mandona y controladora, le cuesta mucho delegar porque “nadie hará las cosas como ella”… o sea “perfectas”.
Cuando Rachel intenta limpiar, ni siquiera se acerca a los estándares de Monica, y cualquier intento de reacomodar los muebles de la sala, o colocar algún objeto nuevo, debe ser abandonado de inmediato.
Mantiene un nivel alto de competitividad aún en actividades recreativas y sin importancia, y se esfuerza al máximo por dar fiestas perfectas hasta en el más mínimo detalle, que resultan tan rígidas que pierden todo su atractivo.
Monica también tiene un pasado doloroso.
En su adolescencia fue una persona con obesidad, la cual logró superar, pero que probablemente fue lo que la llevó más adelante a tener esta serie de problemas con el querer controlar todo su ambiente. Es posible que Monica pensara que si no controlaba los objetos que la rodeaban, todo se saldría de control, incluso sus hábitos alimenticios, y volvería a ser obesa. Por lo tanto, a través de establecer control sobre las cosas que le rodean, controla su peso de manera inconsciente.
Pero aún la perfecta Monica tiene que tener un punto imperfecto, y es su el clóset secreto, el cual siempre mantiene con llave y no deja que nadie vea, ni siquiera su esposo. En él, se permite tener todo el desorden que no deja que exista en el resto de la casa.
Así como Monica sabe que su comportamiento perfeccionista y controlador no es del todo bueno, así como a veces se avergüenza de que sus amigos sepan todas sus locuras, así como recuerda un pasado doloroso, con comentarios hirientes respecto a su peso, con una madre para lo cual nada de lo que ella hiciera es suficiente, y siempre bajo la sombra de su “maravilloso” hermano, y así como, a pesar de todos sus esfuerzos, NO TODOS los aspectos de su vida pueden ser perfectos, talvez así mismo sea tu vida en una o varias de estas áreas.
- Es posible que quieras tener tu casa tan limpia y ordenada que te pasas hablándole feo a tu familia, riñendo y peleando, deseando que todos se larguen de una vez y te dejen sola y “en paz”.
- Puede que tu perfeccionismo te lleve a querer organizar tu baño, pero en lugar de comenzar por botar los envases vacíos y los productos que no se usan, sacar la ropa sucia y lavar la ducha, te pones a buscar ideas en Pinterest y luego te vas de tiendas, pero como no logras encontrar recipientes como los de la foto que viste en internet, vuelves a la casa, después de perder 5 horas haciendo nada, y el baño… sigue sin organizarse ni limpiarse ni recogerse.
- O talvez cuando crecías te dijeron que “si no hacías algo bien, mejor no hicieras nada”, entonces una de dos: o dejas que se acumule el desorden y la suciedad hasta lograr tener 10 horas seguidas para hacer una maratón interminable de limpieza, o te sientes culpable si sólo pudiste dedicar 15 minutos a barrer el piso y recoger la basura, porque no limpiaste “bien”.
- Puede ser que tu casa está ordenada, en la superficie. Dios nos libre de abrir un cajón, o la puerta del ropero, porque todo explota y nos cae encima! Tu casa está llena de “clósets de Monica”, en los cuales se esconde todo tipo de cosas, que nadie sabe qué son ni para qué se guardan, ni por qué han estado ahí desde el inicio de los tiempos.
- O talvez notes que nadie te visita, porque te pasas “persiguiendo” a los visitantes, diciéndoles que no hagan eso, no se sienten ahí, no toquen eso, ay ese chiquito me va a quebrar el adorno, casi que aspirándoles o barriéndoles los pies para que no te ensucien la casa. En resumen, haciéndolos sentir que son una incomodidad, que no son bienvenidos.
Todas estas son señas de que hay algo escondido en tu vida, algo subyacente que se manifiesta a través del perfeccionismo, de la insatisfacción, o de la ansiedad y el estrés que sientes con respecto a tu casa, a la organización y al trabajo del hogar.
El gran problema es que todas estas actitudes nos impiden disfrutar de nuestro hogar, nos hacen enfocarnos en “lo malo”, o “lo que no tenemos”, en lugar de disfrutar de las cositas que tenemos, que mucho nos ha costado tener.
Muchas personas en algún momento hemos experimentado el “síndrome de Monica”, por una u otra razón. Pero si sientes que “se te pasa la mano”, o si notas que continuamente caes en comportamientos similares a los descritos arriba, te invito a que te autoanalices, para tratar de descubrir de dónde vienen esas conductas. Si logras llegar a la raíz del asunto, te aseguro que comprenderás mejor por qué actúas así o asá, y podrás mejorar lo que haya que mejorar, y así crear un mejor ambiente en tu hogar.
Te identificas con Monica? Yo debo admitir que a veces me pongo medio así. Cuéntame!