Todas quisiéramos encontrar esa “solución mágica”, algo así como “sólo mueves la mano así”, o “nada más echas este spray en el aire”, que nos prometa que la casa se mantendrá limpia para siempre, sin que tengamos que hacer nada.
No sería maravillosíiiiisimo?????
Seeeh… Bienvenida a la realidad, nena. No tenemos hadas madrinas.
Pero aunque no tengamos varitas mágicas ni hadas madrinas, sí tenemos en nuestras manos la capacidad de cambiar ciertas cositas, de manera que la limpieza diaria sea un poco más fácil, y también para evitar que nuestras casitas entren en modo “caos”.
Hablo de las tareas no negociables
Aunque suene MEGA ABURRIDÍSIMO, hay ciertas cosas que hay que hacer sí o sí. Los quehaceres no negociables son los que hacen la diferencia entre “bien”, o “no tan mal”, y “OH POR DIOS QUÉ ES ESTO??!!!”
Principalmente, las tareas no negociables son las que mantienen la casa funcionando, aún en medio de períodos difíciles, como la entrada a clases, enfermedad tuya o de los chicos, épocas de trabajo extra, etc.
Si la limpieza en sí no es gran problema, sino el lidiar con el día-a-día, los desórdenes y regueros que se hacen todos los días, talvez sea tiempo de prestarle más atención a las tareas domésticas no negociables.
HÁBITO #1: Arreglar la cama
Este siempre ha sido una graaaaaaan dificultad para mí. Pero hace unos días decidí incluir esta tarea en mi rutina diaria, y no te puedo explicar la diferencia que ha hecho. Y ahora se ha convertido en un no-negociable. Aunque casi no me doy cuenta de ello, porque la ordeno entre dormida y despierta. Pero al llegar a la casa luego del trabajo, y ver la cama ordenada, me siento orgullosa de mí misma, y recuerdo que soy capaz de hacer cualquier cosa que me proponga. Es algo tan sencillo y tan rápido, pero hasta ahora me doy cuenta de la gran diferencia que hace en mi estado de ánimo. Ahora, no pasa un solo día sin que arregle mi cama!
HÁBITO #2: Lavar los platos y ordenar la cocina cada noche
No te voy a mentir. Durante el día casi nunca tengo la cocina ordenada, y se debe a que no tengo ningún problema con dejar platos sucios luego de comer. Pero la cosa cambia por la noche. Hace ya mucho tiempo que decidí ordenar la cocina antes de acostarme, y las pocas veces que me he saltado esta tarea, me he arrepentido muchísimo al día siguiente. No vale la pena sentirse así desde tan temprano! Así que ahora, aunque esté cansada, lavo los platos, limpio las superficies y la cocina (estufa), y lavo el fregadero, todas todas las noches. Lo que no hago es guardar los platos. Siempre los dejo que se sequen, y los guardo al día siguiente. Pero como la cocina está ordenada, guardar los trastos al día siguiente me toma un par de minutos nada más, mientras se hace el café o se calienta el sartén. Y así, comienzo el día con mi cocinita limpia y lista para el trajín diario.
HÁBITO #3: Recoger ropa y zapatos del piso
Aclaremos: no es MI ropa, ni son MIS zapatos. Son los de mi esposo. Pero luego de 23 años de lucha, decidí que, o acepto que él no va a cambiar este aspecto, o me voy a quedar sin hígado. Al menos logré que no tire la ropa al piso, sino que ahora la deja sobre un sillón que tenemos en el cuarto, aunque la canasta de la ropa sucia está literalmente a 2 pasos del sillón, pero para él eso es todo un logro. Así que cada noche, o por la mañana bien temprano, recojo la ropa que dejó en el sillón, y guardo los zapatos que quedaron fuera del closet (ropero). De paso, me fijo si la canasta de la ropa está muy llena, y si es así, la bajo para dividirla (colores, blancos, etc.) y de ser necesario pongo a lavar de una vez.
HÁBITO #4: Lavar los servicios sanitarios
Esta fue la primera tarea no negociable que implementé, desde que tuve mi primer apartamento. Para mí, lavar los servicios sanitarios (taza del baño, WC) es como lavarme los dientes. Simplemente es imposible no hacerlo. Para facilitarme la tarea, en cada baño tengo un “kit” de limpieza: spray limpiabaños, polvo pulidor Ajax, cepillo o hisopo, y toallitas desinfectantes, y así no tengo que andar de allá para acá con las cosas de limpieza. Y como lo hago todos los días, me toma sólo unos cuantos segundos. Es muy fácil lavar el servicio sanitario de mi cuarto antes de ducharme por la mañana, y el baño de la planta principal lo lavo en cualquier momento durante el día o la noche, en que necesite usar el baño, entonces aprovecho ese momento.
HÁBITO #5: Repaso de 5 minutos
Esto casi siempre lo hago en la noche. Simplemente repaso las áreas comunes de la casa, y pongo en su lugar las cosas que hayan quedado por ahí perdidas, recojo basura, papeles de galleta, un vaso, o cualquier otra cosa que no tenga que estar donde está. Reacomodo los cojines de la sala, reordeno las sillas y los banquitos del desayunador, y listo.
Además de estas tareas no negociables, trato de barrer casi todos los días. Sin embargo, aunque tenemos dos perros y la casa a veces parece que tuviera 1 mes de no limpiarse, aunque haya trapeado en la mañana, barrer no es un “no negociable”, a veces lo hago, a veces no.
Tarea para ti:
Piensa en cuáles son esas tareas sin las cuales te sientes completamente incómoda, o cuáles son las cosas que, si no se hacen un día, la casa se vuelve un caos terrible, y de ahora en adelante dales la categoría de “no negociables”. Verás que tu mente se pone en automático, y se programa de tal manera a que se deben hacer sí o sí, que si un día no las haces sentirás como si anduvieras una piedra en el zapato. Y cuando hacemos las cosas en automático, es mucho más fácil hacerlas.
Feliz organización!