Aún los más eficientes “bota-chunches” a veces tienen problemas para deshacerse de este o aquel objeto ya que tiene un grandísimo valor sentimental para ellos.
En Mi Casa Organizada siempre te aconsejo que te deshagas de lo innecesario, que no guardes cosas si no las usas, etc. Pero, quiere esto decir que debemos regalar o botar el perrito de peluche con el cual durmió nuestro hijo toda su infancia? O qué tal si tenemos problemas para deshacernos de una blusa que no usamos pero que nos regaló alguien muy querido?
Hemos hablado varias veces de que una vida sin cosas innecesarias es una vida obviamente más simple, y por extensión más feliz, ya que nos permite centrarnos en objetivos que verdaderamente nos satisfacen. Pero también es cierto que hay algunos objetos que son realmente valiosos para nosotros, y que es bueno conservarlos.
Siempre poniendo en una balanza lo que guardamos y lo que desechamos, no debemos sentirnos culpables por guardar aquello que en verdad nos pone una sonrisa en la cara y nos produce un sentimiento agradable.
El problema con esto es, cómo decidimos qué se queda y qué se va? Esta decisión es la parte difícil del proceso, y puede llegar a ser paralizante. En algunos casos, esta decisión puede ser obligatoria, como cuando te mudas a una casa, apartamento u oficina más pequeñas, o si estás decidiendo por algún ser querido que recientemente ha fallecido.
Para ayudarte con este proceso, te traigo tres estrategias para que te sea más fácil saber qué hacer con estos objetos tan queridos:
1. Sácalos de tu vista.
Al enfrentarte a este tipo de decisiones, es probable que te pongas muy emocional. En este estado de ánimo es muy difícil tomar decisiones acertadas. Talvez hasta estarás cambiando de opinión a cada momento. Esto te puede causar aún más estrés del que ya estás sintiendo, así que lo mejor que puedes hacer es apartarte de los objetos momentáneamente. Colócalos en una caja para que puedas revisarlos después, cuando te hayas calmado un poco. Asegúrate de escribir en una parte visible de la caja lo que contiene, y una fecha límite. Escoge un período de tiempo razonable, suficiente para darte tiempo para pensar qué hacer con las cosas. Si el tiempo pasa, llega la fecha límite y no has decidido qué hacer, date permiso para deshacerte de la caja completa, sin sentirte culpable.
2. Conserva el recuerdo de otra forma.
A veces nos aferramos a algún objeto, no por el objeto en sí, sino por las memorias que éste despierta en nosotros. Una manera de guardar esas memorias sin tener que seguir guardando el objeto es tomarle una foto. También puedes escribir en un diario o hacer una grabación acerca de cómo te sientes acerca del objeto y las memorias asociadas a él. Incluso podrías crear una hoja de scrapbook (física o digital) para guardar las fotografías, y adornarla con todo aquello relacionado con el objeto. Así honrarás los objetos (y no los olvidarás) sin tener que seguir guardándolos para siempre.
3. Escoge los mejores.
En el proceso de decidir qué guardar, selecciona aquellos objetos que signifiquen muchísimo o que estén en la mejor condición, y exhíbelos como parte de la decoración de tu casa u oficina. Así podrás verlos cada vez que quieras, y con el tiempo tus sentimientos podrían ir cambiando. Para entonces habrás disfrutado del objeto más tiempo y talvez estés lista(o) para dejarlo ir.
El deshacerse de un objeto con valor sentimental es bastante difícil, pero no te sientas mal si no puedes decidir qué hacer inmediatamente. Date un tiempo, y comprenderás que, como no puedes guardarlo TODO, deberás deshacerte de los objetos sin sentido y guardar sólo aquellos que están realmente cerca de tu corazón.