Todas las casas tienen uno (o varios) lugares donde inevitablemente se acumulan las cosas. Pasan los días, las semanas, los meses, y como no hay cambio en esas zonas, las llegamos a ver como un mal necesario, como una situación sin remedio en la que ni siquiera vale la pena gastar tiempo, porque 5 minutos después van a estar igual. Cuando logramos quitarles de encima todos los chunches, sentimos que rebajamos 10 kilos de peso de un tirón, sentimos la casa más liviana, más ordenada, más bonita. Pero va de nuevo y dejamos un papelito, una camisa, una taza… Y de a poquitos volvemos a tener la grandísima montaña de cosas, totalmente sin darnos cuenta de cómo pasó aquello.

Probablemente en este punto estás ya viendo a tu alrededor, o recordando cómo están esos lugares de desastre en tu casa. Y es que pueden ser muy variados: el mostrador de la cocina, la mesa del comedor, el sofá, la mesita de centro, el escritorio de la compu, el librero, la silla o sillón del cuarto, la parte superior de la secadora de ropa, el planchador, las mesitas de noche, el asiento de atrás del carro, el piso del cuarto o del walk-in clóset, y cómo olvidarnos de las infames máquinas para hacer cardio y pesas, que siempre terminan sepultadas en una montaña de ropa. Creo que esas son las más famosas!

Significa esto que estamos atadas a nuestro destino de vivir en un desorden y en un basural? Será que no nos merecemos un hogar bonito, apacible, ordenado, en el cual no dé vergüenza recibir gente? Será que debemos acostumbrarnos a que, cada vez que le tomamos una foto a la bebé, no se la podemos enseñar a nadie porque atrás de la nena se ve un desastre?

NOOOOO!!!! Tú mereces cosas lindas, orden, tranquilidad. Tu familia también las merece.

Entonces, qué debemos hacer? Cómo nos deshacemos de esas áreas desastrosas?

Cuando nos acostumbramos a tener un desorden en ESA área (cualquiera que sea), es más fácil llegar y tirar todo ahí como siempre, porque lo hemos hecho durante mucho tiempo, es ya un hábito, y como todos los hábitos MALOS, es muy difícil quitárnoslo. Es más fácil dejar todo como está, porque no hay que hacer ningún esfuerzo, es más fácil así! Y cuando las zonas de desastre ya se hacen parte del paisaje, y dejan de estorbarnos, es cuando más debemos preocuparnos y luchar por eliminarlas.

Te reto a que de verdad te ensañes con esa área (o una de ellas, si tienes varias). Date cuenta de que todos y cada uno de los objetos que estén en esa área son tus enemigos, que te roban la paz, que te roban la alegría de oír sonar el timbre porque viene alguien a visitarte. Declárales la guerra!

Sigue estos 3 sencillos pasos

1. Saca 5, 10 ó 15 minutos de tu día o de tu noche, y reubica los objetos que estén en tu zona de desastre lo más rápido que puedas. Si no terminas, al día siguiente haz lo mismo, y al siguiente también, hasta que logres eliminar a todos tus “enemigos”.
2. Luego de que tu zona de guerra esté libre de cosas, en tu calendario cuenta 21 días, y señala cada uno contando: 1-2-3… o al revés si quieres: 21, 20, 19…
3. Durante esos 21 días, te vas a esforzar por mantener tu área completamente limpia de cosas en todo momento. Si tu zona escogida es la mesa del comedor, no le pongas mantelitos, ni jarrón con flores, no le pongas nada! Primero debes acostumbrar a tus ojos a “ver” de nuevo esa área libre de cosas, para que recuperes la capacidad de “notar” lo que coloques en ella. Luego de esos 21 días, podrás poner un adornito si quieres, pero ten mucho cuidado de que no se te vaya a salir otra vez de control.

Bien dijo Einstein que la locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. Si quieres ver un cambio en tu hogar, debes hacer las cosas de manera distinta a como las has hecho hasta ahora. Comienza hoy, comienza ya, y verás resultados sorprendentes en menos de lo que te esperas. Te lo prometo!