Al tener ya un año y tres meses desde que nos cambió la vida en el año 2020, me pongo a pensar en cómo hemos hecho para sobrevivir todos estos meses, en medio de la incertidumbre, el desabastecimiento, el confinamiento, y por qué no decirlo, el miedo. Todos ellos han sido nuestros compañeros durante este año y el anterior. Y ha habido momentos en los que, al menos yo me he sentido como perdida, como agotada, como sin un propósito en la vida.
Si te has sentido igual que yo, estas son 4 cosas que me han ayudado a tener un pensamiento un poco más positivo, y a recuperar mi propósito, incluso a retomar las riendas de mi casa y mis proyectos personales:
1. Recordar que todo pasará.
Disculpa si no eres religiosa, pero quiero compartirte una anécdota. Cuando murió mi hermanita, el sacerdote vino donde estábamos los dolientes, y dijo una oración muy hermosa. Entre lo que dijo, pronunció las palabras de Santa Teresa de Jesús: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa”. Este pensamiento me ha acompañado desde entonces, y ha estado muy presente en mi pensamiento durante este año y cuarto que hemos experimentado la pandemia, cuando semana tras semana esperábamos que la situación mejorara. En el hogar es lo mismo. Talvez esta es una época caótica en tu vida, pero recuerda que esto es sólo un corto tiempo, y como todo lo demás, pasará.
2. Tener presentes mis limitaciones.
Ha habido momentos en los que me he sentido desesperanzada, porque hay cosas que no están en mis manos, y no he tenido energía para hacer lo que sí está en mis manos. Así que durante esta época he tratado de abrazarme, de tener gentileza conmigo misma, y de recordar que no puedo con todo. He tenido que escoger las cosas a las que voy a dedicar mis limitadas fuerzas del día, y he aprendido a pedir ayuda cuando lo he necesitado. Cuando nos sentimos abrumadas por el estado en el que se encuentra nuestro hogar, también debemos tener presente que no podemos con todo, y que hay que ir poco a poco, dosificando la energía en lo más importante “en el momento”.
3. Enfocarme en el momento presente.
Es muy fácil dejarse dominar por la ansiedad, y comenzar a imaginar todos los catastróficos escenarios que podrían pasar, desde los más posibles hasta los más improbables y remotos. Y entonces es cuando la angustia se apodera de nuestra mente, y nos sentimos aún más impotentes y minúsculos. Por el contrario, cuando he logrado enfocarme en una pequeña tarea, en algo que tengo al frente, algo que me produce un cambio o triunfo inmediato, es como ponerle un poquito de combustible a un auto. Me ayuda a avanzar, me ayuda a darme cuenta de que talvez aquello a lo que me enfrentaba no era tan invencible como yo pensaba. Y en realidad es lo mejor que puedo hacer en este preciso momento. A lo demás ya le llegará su hora.
4. Priorizar el descanso físico y mental.
Cuando me he sentido triste, impotente, apachurrada, sin ganas de nada, recuerdo que la única forma de cargar mis pilas y salir del hueco es descansando. Y no quiere decir que tenga que pasarme durmiendo, porque a veces el cansancio no es tanto físico como mental. Entonces echo mano de actividades que me ayuden a dejar de estar piense que piense, como leer una lectura ligera, ver videos graciosos, aprender otro idioma, seguir alguna meditación guiada, ojalá con ayuda de algún aceite esencial, y últimamente he descubierto que practicar caligrafía me brinda un “masaje cerebral” que no había logrado con nada más, quién diría. Otras prácticas que te pueden brindar descanso mental son escribir en un diario, aprenderte una canción que te guste de memoria (ojalá alguna que tenga una letra larga o complicada), o colorear. Estas actividades no son pérdida de tiempo, por el contrario son muy importantes para mantener un estado mental saludable, así que saca tiempo para alguna de ellas. Y recuerda dormir lo suficiente, eso también es importantísimo.
Qué te ha ayudado a mantener la cordura durante todos estos meses? Me encantaría escuchar tus ideas y consejos.
Feliz organización!
